En este episodio recordamos a un guitarrista, literalmente y musicalmente inmenso, un hombre de manos gigantes, tono inconfundible y una guitarra que parecía llorar con cada nota. Le decían The Velvet Bulldozer, Albert King! Su forma de tocar inspiró la sonoridad del blues moderno, cada bend, cada silencio, cada nota sostenida era una declaración. Porque Albert King no llenaba el espacio con muchas notas, sino con las justas. Era un conversador del alma.
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